sábado, 21 de noviembre de 2009

ensayo en belvedere



Si Belvedere es la torre donde puede verse el trazado de un camino y a quienes lo recorren, es el viaje y el lugar en donde ocurre, es el punto del encuentro y su relato, desde este mirador Hilda Rais* construye una poética que no apacigua. En un gesto sacrificial le ofrece su piel a los objetos, se anima a una vigilia de palabras en la oscuridad, a riesgo de silencio y fragmentos:


La figura se desarma
y nunca ha sido más que pequeñas figuras
con sus correspondientes nombres
y resonancias
que nunca han sido más que pequeños fragmentos
de otra cosa
a la cual aluden con cierto misterio
con las cuales jugar como en la infancia
y ya sin el deseo
de arribar al completo diseño
que nunca ha sido más que una figura
dibujada por otros.


***

Toca los objetos con una piel que cada
borde lastima, elige las formas que no
describan ángulos dañinos, pero también
la superficie suave y lisa hiere, calienta
su piel en la piel de los objetos, habla a
solas, se cansa de gritar en silencio a
través de gestos
claros y precisos
y si la noche llega y la rodea, pide líquidos
ardientes para alumbrarla y apagarse
lentamente, de pena.


La invocación es primaria y la tibieza es un anhelo que, por ausencia, se eterniza en tanto tal:

Madre del hielo, madre de lo que no se toca.
Madre, cuerpo de hielo de lo que no se toca.


Adentro, afuera. Y hay caídas gozosas, en términos de alumbramiento:


mira me abraza
rueda me rodea
respira me enlaza

caigo hacia afuera


Desde sus poemas dibujados en la arena y a punto de disolución, Rais interroga la solidez. Atando (y desatando) los hilos a la intemperie, no hay espacio para juegos:


Las líneas de la mano escapan hacia el
mar atravesando arena. No mires hacia
allá, es necesario cerrar la mirada en el
pequeño puñado que se desliza, y en la
mano.

***

Palabras y nombres de las cosas
pequeñas piezas de un rompecabezas
que siempre desarma el viento
y saberlo no aleja del peligro
porque no se trata de un juego.

***

Para hablar de realidad
he sacado de mi boca un barrilete
mojado y masticado.




Liliana Piñeiro



*(ver reseña biográfica)

**Ediciones del Dock presentará el lunes 23 de noviembre a las 19, en la calle Humboldt 1857, el nuevo libro de la poeta Hilda Rais, Ensayo y serenata. Participarán la escritora Angélica Gorodischer y la actriz María Inés Aldaburu, además de la autora, quien leerá sus poemas.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Robert Desnos (1900 - 1945)


El cementerio

Aquí estará mi tumba, y sólo aquí, bajo tres árboles
Recojo sus primeras hojas primaverales
Entre un zócalo de granito y una columna de mármol.
Recojo sus primeras hojas primaverales,
Pero otras hojas nacerán de la feliz podredumbre,
De este cuerpo que, si puede, vivirá cien mil años.
Pero otras hojas nacerán de la feliz podredumbre,
Pero otras hojas se ennegrecerán
Bajo la pluma de los que cuentan sus aventuras.
Pero otras hojas se ennegrecerán
Con una tinta más líquida que la sangre y que el agua de las fuentes:
Testamentos incumplidos, palabras que se pierden más allá de los montes.
Con una tinta más líquida que la sangre y que el agua de las fuentes,
¿ Podré yo defender mi memoria del olvido
Como una jibia que huye perdiendo la sangre, perdiendo el aliento?
¿ Podré yo defender mi memoria del olvido?


Versión de Raúl Gustavo Aguirre


Tanto soñé contigo... "A la mystérieuse" (otra versión)

Tanto soñé contigo que pierdes tu realidad.
¿Todavía hay tiempo para alcanzar ese cuerpo vivo y besar
sobre esa boca el nacimiento de la voz que quiero?
Tanto soñé contigo que mis brazos habituados a cruzarse sobre
mi pecho cuando abrazan tu sombra, quizá ya no podrían
adaptarse al contorno de tu cuerpo.
Y frente a la existencia real de aquello que me obsesiona y
me gobierna desde hace días y años, seguramente me
transformaré en sombra.
Oh balances sentimentales.
Tanto soñé contigo que seguramente ya no podré despertar.
Duermo de pie, con mi cuerpo que se ofrece a todas las
apariencias de la vida y del amor y tú, la única que cuenta
ahora para mí, más difícil me resultará tocar tu frente
y tus labios que los primeros labios y la primera frente
que encuentre.
Tanto soñé contigo, tanto caminé, hablé, me tendí al lado de
tu fantasma que ya no me resta sino ser fantasma entre
los fantasmas, y cien veces más sombra que la s0mbra que
siempre pasea alegremente por el cuadrante solar de tu vida.


De "Corps et Biens"Versión de Aldo Pellegrini


Ultima foto conocida de Robert Desnos en el campo de concentración de Terezín en 1945

Vanesa Aldunate

domingo, 1 de noviembre de 2009

DURMIENDO CON EL ENEMIGO



"Porque tú sola, querida entre las mujeres, has tenido el coraje
de liberar a tu marido del Hades, con el precio de tu vida"
(Euripides, Alcestis 460)

María Julia de Ruschi toma el mito de Alcestis, para reflejar
sin sentimentalismo ni regodeos innecesarios, la violencia que
sufren muchas mujeres y niños en el entorno familiar.

Los poemas atraviesan el desgarro de un yo lírico, cuyo eje
en el miedo y la humillación, revelan un dolor "o lo que el dolor
desordena/el caos en el dolor/o el caos que el dolor genera/
el agua de la noche,/el agua silenciosa
" y que según la autora
"es el trabajo de las palabras".

En un tono elegíaco, de respiración entrecortada, los versos
nos harán descender a la noche más cerrada, la que opera
detrás de la puerta del hogar, plena de asfixia y complicidades.

El grito que crea el desamor, la incredulidad y el infierno,
asumen la máscara de la abnegación, para quien como Alcestis
se sacrifica y vuelve del Hades: "atravesando el silencio/siento
navegar/ mi vida/atravesar la muerte/volver con palabras"

Sin Heracles que pueda rescatarla, esta Alcestis pide "salir
de Egipto",
como los judíos que huyeron de la opresión y el horror,
reclama para sí la oportunidad de dejar atrás ese "pozo oscuro donde
no me miraré más".

Nacida en Buenos Aires en 1951. Tiene tres hijos. Ha publicado los libros de
poesía: Polvo que une (Premio Leopoldo Panero 1975, Ediciones Cultura
Hispánica, Madrid, 1975), Et amava (Zona Franca, Caracas, 1979), Artemis
cantando, Artemis (Monte Ávila, Caracas, 1982) traducido al italiano por
Elémire Zolla, La mujer vacilante (Grupo Editor Latinoamericano, Buenos
Aires, 2003). Ha traducido a Sylvia Plath, Tulipanes y otros poemas
(Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1988) y a Mario Luzi,
Viaje terrestre y celeste de Simone Martini (Premio del Ministerio de Rela-
ciones de Italia, 2002, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 2002).
Formó parte del comité de redacción de la revista Último Reino.


"a quienes en los Campos para la Mujer
nos ayudan a salir de Egipto"


Alcestis, 1

ése es el tirano,
ése, a quien cuidaste como a un hermano pequeño
ése,
el incestuoso, que no se arrancará los ojos
para ver
golpeará tu cabeza
intentará cegarte
para no oír su nombre
de tus labios
no subas al lecho, negro altar
poco vale para él otra vida
la vida de una mujer, menos aun
querrá quemar tus manos, tus labios
tus palabras
sentimental, tierno, seductor
soplará amorosamente tus cenizas
¡cuídate!
de quien vuelve la espalda
al furor de una luz griega
saciando a los dioses


Alcestis, 2

más de veinte años de cárcel
salís así aturdida o quizás
ves que el palomino
ya es una hermosa paloma
negra
que otea desde el balcón
esperando
la hora del primer vuelo
lustrosa alerta erguida
la paloma
Alcestis
más de cien, mil años de cárcel
ahora
no subirás a la pira
cual viuda hindú
mantuviste la palabra dada
cuidaste el nido
el pesebre
la manzana
ahora
sueña
vuela
Alcestis
una neblina suavísima cubre la cima
de los edificios más altos
la calle se mece húmeda
la vieja ciudad es nueva
ya no conocés a nadie
el tiempo se lava las manos
pero ¡qué bueno! ¡el aire! ¡el aire!
música
la luna entre las palmeras
la mano de tu hija en tu mano

(continuación poemas )


María Julia de Ruschi
Salir de Egipto, Buenos Aires, bajo la luna, 2007

foto de: Vitamina D- serie Las Oscuras

Lilián Cámera