"a cada uno la palabra, a cada uno la palabra que lo cantó, cuando la jauría le saltaba por la espalda - a cada uno la palabra que lo cantó y quedó empedernida." Paul Celan
miércoles, 24 de marzo de 2010
Memoria
Variaciones sobre el olvido y el perdón (fragmento)
1.
¿cuál es el exacto momento en que un cuerpo amado entra
en el pasado? ¿cuándo perdemos gravedad de una voz, magnitud
de una caricia? ¿cómo desdibuja el tiempo palabras y promesas?
no me concedas señor
ni olvido ni perdón.
2.
era 24 de marzo
y se cumplían 30 años
y
era
24 de marzo
y los chicos gritaban
y pasaban las comparsas
y las chicas bailaban
y el pueblo latía junto a
nuestros cuerpos
y los gemidos y los llantos
también eran
nuestros
cuerpos:
habíamos
sobrevivido
3.
ella va a caminar desnuda y con tacos hacia el baño
hasta que venga la niebla y no recuerdes más que
la niebla
4.
«la única jurisprudencia es la del ofendido»
(lautreamont)
no pretendas verificación de lo acontecido,
reconstrucción de los hechos, legitimación.
los abogados existen. los poetas no.
el amor es intangible. un bien intangible.
no pretendas que sea tangible,
no pretendas que sea un bien.
no pretendas que sea.
no
pretendas
no
6.
«cuerpo recuerda»
(kavafis)
—el tejido del cuerpo social —no digas CUERPO social
—es la piel que tiembla al ser sabida —es la memoria
—los cuerpos no tienen memoria —no digas
cuerpo
—agita nombres como pañuelos —no han aparecido
señor no me concedas ni olvido ni perdón
10.
"Quien tiene un porque para vivir, es capaz de soportar cualquier como”.
(F. Niestzche)
me pediste seguridad a mí que sólo conozco la intemperie
y las tormentas.
visto en perspectiva tiene gracia.
12.
mujer y hombre en el lecho de su sombra hacen el fuego.
camino de retorno.
hacen el fuego en su secreto y ni siquiera lo saben ni les
importa.
dylan thomas escribe su oficio u hosco arte para ellos que
lo ignoran.
prolongan la vida en una caricia. se confunden y alumbran
mutuamente.
qué importa dondeterminadondeempieza el otro.
hombremujer.
pronuncian grandes palabras.
pero la muerte y el olvido son tan inmensos.
14.
debemos ser implacables—
«...quema los textos—dijo artaud...»
«...sé que duele quemar...»
(Adrienne Rich)
todo lo que aprendí de nietzsche o freud es:
se debe trascender el propio destino.
reescribir a sófocles, rehacer los shakespereanos
libretos de nuestra duda y tragedia.
QUEMAR
esos libretos incluso.
entender que somos tránsito trama simbólica continuidad
de todas formas he venido a delfos a consultar
el oráculo
por amor al misterio
revolución
17.
"como a los nazis les va a pasar
a donde vayan los iremos a buscar"-
cantaban los chicos en la marcha
y era 24 de marzo
y se cumplían 30 años
y era 24 de marzo
y se cumplían 30 años
y el pueblo latía junto a tu dicha inaugural
y hoy lo sé
no habrá lugar en la tierra
donde los bastardos puedan esconderse
19.
cuál es el momento en que un cuerpo libidinizado se
hace pretérito imperfecto? cómo se apaga el calor de ese
otro temblar hasta ser un recuerdo vago, impreciso,
inlocalizable?
(hay perdón?
hay olvido?)
los susurros fueron plegarias desvanecidas.
ecos en la lluvia.
señor dame botas y caminos mas no olvido.
abandono pueblos bajo la llovizna.
nunca la lluvia tuvo otro color.
Javier Galarza
De El silencio continente, Buenos Aires, 2008
Imagen:
Victoria (detenida desaparecida en Uruguay)
Galería de juanangel.urruzola
sábado, 13 de marzo de 2010
CURAS
Se llamaba Quintana, no recuerdo su nombre de pila pero mi madre le decía así, hola Quintana necesito que vengas mañana (porque Quintana se tuteaba con todo el mundo), tengo a las chicas enfermas. Era enfermero y daba inyecciones a domicilio, no sé bien de qué, de algo que curaba gripes y resfríos invernales. Era una práctica tan inútil como festiva porque Quintana hablaba hasta por los codos y era divertido, a ver, boca abajo en la cama, m`hijita, no me llore que no va a sentir nada, cuando pincha Quintana no duele y sí sana, mirá si yo voy a hacerte mal, así quietita querida, no ves que no te dolió y ya está, pinchó Quintana, pinchó, y ahora a otra cosa, chau, que se va Quintana. Y así, como una ráfaga, pasaba Quintana, de quien recuerdo la voz un poco arrastrada, con un leve acento provinciano, y el olor a agua de colonia. Recuerdo el pequeño calentador de alcohol en que brevemente hervían las jeringas y agujas, y también que mi madre le tenía preparadas unas toallas blancas de hilo, muy planchadas, para que se secara las manos después de lavárselas, antes de administrar la inyección. De vez en cuando reconocíamos su auto estacionado frente a alguna casa, o lo cruzábamos en la avenida, y mi padre tocaba la bocina y decía ahí va Quintana a pinchar algún traste.
Pero sobretodo recuerdo una vez que yo sola estaba enferma y vino Quintana, que acababa de quedarse viudo. Andaba desganado, se ha quedado muy solo, observaba mi madre. Se le notaba en la cháchara, forzada, como una representación que ha perdido su gracia. Me dio la inyección (que no me dolió) y me dijo que estaba muy triste, y luego me dio vuelta en la cama, y me bajó los calzones hasta los muslos, dejame que te vea querida, y me acarició diciéndome cómo te parecés a mi mujer, pobrecita, y por un instante apoyó la cabeza contra mi vientre y me besó, y vi de muy cerca su pelo engominado. Luego se levantó y se fue.
No sé donde estaba mi madre esa tarde. Tampoco recuerdo si le dije algo, pero si no, algo adivinó, porque Quintana no volvió a casa. Desde entonces recurrimos a otras curas, igualmente ineficaces, para nuestros resfríos y gripes.
Sylvia Molloy “Varia Imaginación”
Profesora, ensayista y escritora. Nació en Buenos Aires, donde vivió hasta los 20 años. Se doctoró en París y lleva más de treinta años en Estados Unidos. Enseñó en las universidades de Princeton y Yale, y actualmente es Albert Schweitzer Professor of the Humanities (New York University). Presidió Modern Language Association. Fue invitada a dar cursos y conferencias en diversas instituciones americanas y europeas. Además de imprescindibles escritos sobre Alejandra Pizarnik, Silvina Ocampo, Rubén Darío, Lucio V. Mansilla (para nombrar unos pocos) y relatos dispersos en diferentes revistas académicas, publicó los libros LAS LETRAS DE BORGES (1979), EN BREVE CÁRCEL (1981), ACTO DE PRESENCIA: LA LITERATURA AUTOBIOGRÁFICA EN LATINOAMÉRICA (1991; 1996), HISPANISM AND HOMOSEXUALITIES (1998); EL COMÚN OLVIDO (2002); VARIA IMAGINACIÓN (2003) casi todos con versiones en inglés y en castellano. Una vez por año viaja a la Argentina.
Biografía de “Beatriz Viterbo editora”
Vanesa Aldunate
lunes, 1 de marzo de 2010
TRAGEDIA Y LEY
Ella está sola en sí misma, embarazada…
“Hay una distancia irreductible entre el discurso del derecho y el de la experiencia. Y la experiencia del aborto dice que el cuerpo no cabe en el derecho, que la tragedia no se resuelve jurídicamente, que hay poderes no legítimos y derechos impotentes.
Las mujeres ejercen un poder al que no tienen derecho; tienen el poder de infringir la ley. En él reside la fuerza que hace valer la lucha por su legalización: si la ley puede garantizar el ejercicio de las libertades, nos interpela Levi-Strauss, éstas no existen más que por un contenido concreto que no proviene de la ley, sino de las costumbres. Quienes rechazan esa fuerza niegan la parte de la leona que las mujeres tenemos en la experiencia, desconocen ese poder como si fuera peligroso. Y lo es.”
“El aborto es siempre una experiencia trágica”
Laura Klein*
* * *
requiem II
una pequeña mutación
me deja injusta
desde cuándo insiste la vergüenza
de no extrañarte
legado el recuerdo
como madre en ciernes
despoja
pulmón suave
crispa de medusa
en arco te empecinas
¿para quién, la piedad?
dado y diferente
no darás tu salto
convoco esta curva que avanza
hacia los dos
entorna, hijo
a tientas
hincado
lo arrebata
Liliana Piñeiro**
* Laura Klein, Fornicar y matar. El problema del aborto, Planeta, Buenos Aires, 2005
**Liliana Piñeiro, Algo sobra en las delicadas patas de los insectos, La Letra Muerta, Buenos Aires, 1999
Suscribirse a:
Entradas (Atom)