
Así permanecimos despiertos en lo más alto de la noche del ser.
Un arbusto se quebró.
Ruptura secreta, ¿con qué pájaro de sangre circulabas por
nuestras tinieblas?
Yves Bonnefoy
(Del movimiento y la inmovilidad de Douve)
Pocas veces he tenido tanta dificultad al hacer una selección de
Yves Bonnefoy
(Del movimiento y la inmovilidad de Douve)
Pocas veces he tenido tanta dificultad al hacer una selección de
textos como en los poemas que hoy nos obsequia Patricia Damiano.
Obstáculo que comienza al dejarse ir por estos pasajes que asumen una belleza y una perfección difíciles de encontrar en la poesía actual. Dudas al sentir que debiera incluirlos a todos.
Pero, ¿Qué convocan las imágenes de sus poemas? Por lo pronto nos dejan al descubierto en una playa donde arrecia una tormenta de otros tiempos, el tiempo donde se escuchan sigilosos los pasos de los Dioses idos, exiliados a un paisaje de un jardín anhelado y distante.
En esas huellas se inscribe la palabra de esta poeta, pulsando por ese momento donde los héroes de antaño, reflejaban el temblor de un ánima capaz de revelar un mundo de exquisita sensibilidad.
Si el bosque guarda como símbolo lo oculto, en los rostros de las criaturas que acechan, si la playa esgrime un contexto desértico donde el agua es la sed nunca saciada, estos textos nos sumergen en el sueño, en la entropía de otro lugar más allá del lugar, o en esas lindes de las lindes como diría Vallejo.
Grafía de un pulsar en los límites, emanan una carnadura vibrátil, pasta de esa sustancia donde las preguntas devienen en desvío y el desvío en una nueva posibilidad de rescatar las voces del rayo. Descienden volátiles sobre la hierba, apresando un instante de desasosiego, el que deja la huella del león, de la hiena, sobre la estepa que es ya recuerdo.
Acomodados tras el devenir de sus pies, a veces destrozados por los escombros, a veces leves en la tibieza de un amanecer prometido, nos queda apresar la policromía de su canto, intentando siempre intentando acomodar el latido a la garra, el grito al sueño de un nueva noche.
Obstáculo que comienza al dejarse ir por estos pasajes que asumen una belleza y una perfección difíciles de encontrar en la poesía actual. Dudas al sentir que debiera incluirlos a todos.
Pero, ¿Qué convocan las imágenes de sus poemas? Por lo pronto nos dejan al descubierto en una playa donde arrecia una tormenta de otros tiempos, el tiempo donde se escuchan sigilosos los pasos de los Dioses idos, exiliados a un paisaje de un jardín anhelado y distante.
En esas huellas se inscribe la palabra de esta poeta, pulsando por ese momento donde los héroes de antaño, reflejaban el temblor de un ánima capaz de revelar un mundo de exquisita sensibilidad.
Si el bosque guarda como símbolo lo oculto, en los rostros de las criaturas que acechan, si la playa esgrime un contexto desértico donde el agua es la sed nunca saciada, estos textos nos sumergen en el sueño, en la entropía de otro lugar más allá del lugar, o en esas lindes de las lindes como diría Vallejo.
Grafía de un pulsar en los límites, emanan una carnadura vibrátil, pasta de esa sustancia donde las preguntas devienen en desvío y el desvío en una nueva posibilidad de rescatar las voces del rayo. Descienden volátiles sobre la hierba, apresando un instante de desasosiego, el que deja la huella del león, de la hiena, sobre la estepa que es ya recuerdo.
Acomodados tras el devenir de sus pies, a veces destrozados por los escombros, a veces leves en la tibieza de un amanecer prometido, nos queda apresar la policromía de su canto, intentando siempre intentando acomodar el latido a la garra, el grito al sueño de un nueva noche.
Lilián Cámera
La especie
Bajo apercibimiento de morir decapitado, convócame. Todo es atroz en el mundo de los insectos.
Vuelve al criterio único: salvar la especie.
El poema es eso, sobrevivir a toda costa. Somos el peor de los infiernos y decimos ser dichosos si el sol se alza, ineludible. Mira la lapicera deslizándose sobre el papel, ella es sierpe y perjura en la nieve.
Una noche barroca, las rodillas sobre el suelo, la inquietud de algunas danzas.
Ve por el borde hasta reconocerme. Allí me tuerzo, como una alimaña, en el estupor.
Sólo el candor te destruye al nacer, larva y placenta y túnica. Un secreto en ciernes.
Todo podría ser mentira.
El agua
Dentro de mí, herido. Ella dijo la primera palabra y fue partera e incinerante, las cenizas que espero. Vuelve al recuerdo con ojos ulcerados: vuelve. Cada vez.
Ay de mí, se apiada Segismundo. Oh, pérfido, serás clausura. Los cerrojos temblarán en tu lengua. Cadenas de oro en el tobillo y una túnica como mortaja. Levanta el duelo, pronuncia el árbol que adivinamos y la rosa en el agua. El agua.
El agua
El agua sólo la mano sólo la pérdida sólo el lienzo. El cuarto a oscuras, la sílaba de una sinfonía perfecta. Escondíamos la daga como una clave siniestra y entonces el agua otra vez.
El guijarro.
Abre la mano, un guijarro he dejado por la noche y uno por el precipicio. La mano se abre a esos dones y amanece. Regrésame la vía láctea antes de que todo sea resurrección migaja.
El río o Parménides, decías aquella madrugada, y no, no hubo error.
Gothic
Esta noche el viento ha de aterir nuestra ventana. Diles que escriban el viento en la mansión oscura. Que convoquen la palabrasilenciotajo. Diles que beberán en exceso de la copa de jengibre. Se batirán con dios si dios accede.
Y luego el sueño y el cuchillo y el borde de las historias.
Cede a mi deseo; sobre la mesa habrá papel blanco y tinta y un cuenco vacío. Los que escriben están escuchando el miedo vegetal, esta muda criatura por nacer, esta medianoche.
Y serás agonía, y el cántaro.
Ellos permitirán que el amanecer se demore.
Ve, convócalos para mí.
Pactaremos.
Byron herirá la calma con sus ojos de hermano solo. Te tenderá la pluma y le dirás que sí. No serás Shelley esta noche ni el ángel ni la clave que todos buscan. Vendrás y te irás como la espuma. En las escaleras, el mármol guardará tu sombría pena descendiendo. El monstruo se está gestando con otro nombre.
Acaso pide a gritos lo nombremos.
Diles que esta noche el viento es más que una espada.
Patricia Damiano
“de Chacal de Noche”
(Ver selección de poemas)
Bajo apercibimiento de morir decapitado, convócame. Todo es atroz en el mundo de los insectos.
Vuelve al criterio único: salvar la especie.
El poema es eso, sobrevivir a toda costa. Somos el peor de los infiernos y decimos ser dichosos si el sol se alza, ineludible. Mira la lapicera deslizándose sobre el papel, ella es sierpe y perjura en la nieve.
Una noche barroca, las rodillas sobre el suelo, la inquietud de algunas danzas.
Ve por el borde hasta reconocerme. Allí me tuerzo, como una alimaña, en el estupor.
Sólo el candor te destruye al nacer, larva y placenta y túnica. Un secreto en ciernes.
Todo podría ser mentira.
El agua
Dentro de mí, herido. Ella dijo la primera palabra y fue partera e incinerante, las cenizas que espero. Vuelve al recuerdo con ojos ulcerados: vuelve. Cada vez.
Ay de mí, se apiada Segismundo. Oh, pérfido, serás clausura. Los cerrojos temblarán en tu lengua. Cadenas de oro en el tobillo y una túnica como mortaja. Levanta el duelo, pronuncia el árbol que adivinamos y la rosa en el agua. El agua.
El agua
El agua sólo la mano sólo la pérdida sólo el lienzo. El cuarto a oscuras, la sílaba de una sinfonía perfecta. Escondíamos la daga como una clave siniestra y entonces el agua otra vez.
El guijarro.
Abre la mano, un guijarro he dejado por la noche y uno por el precipicio. La mano se abre a esos dones y amanece. Regrésame la vía láctea antes de que todo sea resurrección migaja.
El río o Parménides, decías aquella madrugada, y no, no hubo error.
Gothic
Esta noche el viento ha de aterir nuestra ventana. Diles que escriban el viento en la mansión oscura. Que convoquen la palabrasilenciotajo. Diles que beberán en exceso de la copa de jengibre. Se batirán con dios si dios accede.
Y luego el sueño y el cuchillo y el borde de las historias.
Cede a mi deseo; sobre la mesa habrá papel blanco y tinta y un cuenco vacío. Los que escriben están escuchando el miedo vegetal, esta muda criatura por nacer, esta medianoche.
Y serás agonía, y el cántaro.
Ellos permitirán que el amanecer se demore.
Ve, convócalos para mí.
Pactaremos.
Byron herirá la calma con sus ojos de hermano solo. Te tenderá la pluma y le dirás que sí. No serás Shelley esta noche ni el ángel ni la clave que todos buscan. Vendrás y te irás como la espuma. En las escaleras, el mármol guardará tu sombría pena descendiendo. El monstruo se está gestando con otro nombre.
Acaso pide a gritos lo nombremos.
Diles que esta noche el viento es más que una espada.
Patricia Damiano
“de Chacal de Noche”
(Ver selección de poemas)
Textos completos en Zoopat
18 comentarios:
El enlace sutil de cada imágen con la naturaleza es tremendamente atractivo, y tan justo, tan presente, tan específico. Bellísimos textos, con un aire cargado, sostenido pero a punto de desplomarse sobre nosotros. Maravillosos poemas.
Magistrales los de Meridiana bis. Lilián no hubiera querido estar en sus zapatos, realmente era muy difícil elegir.
Adara
gracias Adara por sus palabras, sí, en verdad ha sido dificil pero
valía la pena tratar de acercar
estos textos deslumbrantes
Lilián
Qué maravilla, desde el título, y tu presentación muy acertada, la muestras comoes, oasí la vi tambien.
me suena el nombre, pero no creosiento haberla leído antes
con razón te costó elegir, me voy a leer más
Gracias!!!
Ah, pero he quedado mudo...
impresionante!
no la conocía pero es una poesía de infinita belleza.
El Levitador
Gata insomne, Patricia tiene un blog increible, no solo con la posibilidad de leer sus textos completos, sino a un sin fin de autores, poetas, novelistas, escuchar música, ver fotos muy buenas, bajar libros, en fin, super completo y cuidado.
Se lo recomiendo y que buena esta mirada cómplice en una poeta que abre espacios impredecibles.
Lilián
Gracias Levitador por su visita y sí, nos dejan... en silencio.
Lilián
que otra cosa decir sino, gracias lilián por intermediar entre nosotros y la damiano. me quedo «intentando acomodar el latido a la garra».
Lilián: su introducción es un excelente marco para apreciar esta bellísima poesía.
Y es cierto, hay que pulsar y acomodar nuestro latido para escucharla vibrar en nosotros...
Sibila, nunca tan en la senda como en ese "intermediar", que vibración hay en esa palabra cuando se pasa esa tea y todos somos testigos de la belleza.
gracias a Ud. porque sé que intentará acomodar su latido a la garra.
Lilián
Hanna, como Ud. dice, hay que escucharla vibrar, ese diapasón en la campana del que habló Sylvia Plath.
saludos
Lilián
sin acentos
tienes toda la razon, el blog es maravilloso, gracias
que angustia como se ramifica todo
ya no se como abarcarlo
pero mil gracias y sigue orientandonos
Llegué al Blog por el foro de Azulypalabras y la recomendación.
Realmente es muy interesante el sitio, todo pensado al último detalle, imágenes y textos, con calidez.
Me encantaron los poemas de Patricia, alguno ya había leído en las listas, pero esta selección es maravillosa.
Un gusto conocerlas
Julia
Lilian, a veces Pat, es como una túnica, como el pliegue de una túnica, tiene textura su verso, de la antigua, de la más antigua, de la que contiene todos los lenguajes, todos los hilos,qué más puedo decir yo, tan sólo agradecimiento por su flotar en nuestras cercanías, y a ti Lilian agradecerte tu paso porque has agrandado el circulo de mis lecturas.
Un cordialísimo saludo y enhorabuena por este meridiano
Abrazo
k
Karmen, gracias por tus palabras,así es, la poesía de Patricia tiene esos efectos, bienvenida a Meridiana, contentas de compartir ese círculo.
Saludos
Lilián
Un sabor muy a tierra, muy a natura deja. Gracias.
Garcín, la tierra del "Chacal de Noche", gracias a vos
Lilián
un brindis en un extraño caliz con una extraña pócima por la caligrafía en la arena del templo y por los trovadores góticos.
Sí, un brindis J.G. porque si el nombre del mundo es bosque, también podemos decir que de alguna manera hacia él partimos desde el Castillo y volvemos como mensajeros, trovadores?
Un abrazo
Lilián
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