miércoles, 26 de noviembre de 2008

URBANIDAD


(Parque Avellaneda - fotos Vanesa Aldunate)


Parque Avellaneda. Espacio de huertas coloquiales. Cascada de barrio cotidiano. Especies autóctonas. Bonsáis en extinción. Resguardo de tren y albedrío entre juncos, potrero y solarium.
El alma antigua junto a la creación. Junto a la proyección y carrera,
natación y mármol: Fresco recreo de verano. Caminata de dieta, atardecer plagado de sol. Infancia de trenes y migas en el pasto. Calesita y tobogán, con sortija de padres estrenándose.

Melancolía del tiempo: hoy te vistes de colores, tan nuestro como antes tu sonido ha cambiado. El idioma desdibuja la fotografía de antaño. Y en el potrero de mi barrio la pelota se esconde en las raíces de ayer. Música del altiplano. El aroma del laurel embriagado de sopas y alcoholes. La calle oscura y terruna.
Extraño la soledad de tus rincones. Por las migas de mi pan, por los boletos del señor de peluca que asustaba niños al regalarles la sortija.
El regazo de tardes ya no aporta tranquilidad.
¿Tendré que buscarte en las mañanas para que me regales pasto renovado de rocío?


©Vanesa Aldunate

sábado, 15 de noviembre de 2008

FASE LUNAR


Gritos desesperados de los trenes
que doblan imprevistos horizontes
de lluvias y de fríos.

Jacobo Fijman


cuál era ese recuerdo?

tengo una voz precaria
haciendo ruido en el baúl
confiada por la curiosidad
que los monstruos despiertan
a los jóvenes corazones

no puedo hallar el camino
no podemos
inventar desde las veredas
el horario exacto en que el tren partió

se desvanece la señal
en el intento brama algo anterior a mí
lo que precedió a esa madrugada
hostiga
pues fui niña y antes de eso
alguien también fue niño
y lo veló todo
para poder seguir

imprevisto horizonte
nadie que sueña tiene el copyright de su sueño
nos pasamos fantasmas
de ojo en ojo
atravesamos la ventana de un jardín vacío
no para morir
no para vivir
para mirarlo como los monos
que una vez alzaron la luna
sin comprender pero extasiados

y ahora todo se confunde
en la duermevela
con el útero quieto
y la mano que rebusca lisa
como una mariposa muerta
no importa quien esté debajo
el aire que abriga esas horas
alguna vez perteneció
al pasto fresco y a las hormigas

lo callado permanece despierto
cuando volvemos
y en la colección de hojas secas
junto al bolsillo
un cascarudo nos muerde el dedo
avisando que hay que correr
el espejo
que la carne aún tiembla
por lo que fuimos



©Lilián Cámera
(de Fase Lunar – Poema V)

miércoles, 5 de noviembre de 2008

LAS PALABRAS Y ALGUNAS COSAS




Las palabras a veces se elevan, y otras veces se sublevan. Se sublevan para tirar abajo de un plumazo esa sacralización hecha de siglos de cultura acumulada, etimologías, filologías, sentidos consagrados, letras góticas y manuscritos.

En un reciente viaje a Grecia, largamente planificado, soñado, postergado y finalmente realizado, con un montón de lecturas encima (más recientes, más remotas), y con la inevitable sensación de estar a punto de pisar tierra santa… Oh, sorpresa! Viajando por una ruta entre Atenas y Eleusis leo en el acoplado de un enorme camión verde la palabra “METÁFORA”. Extasiada, pensé para mis adentros que ese país era maravilloso: las figuras retóricas ocupaban poéticamente un lugar…hasta en los camiones! Más tarde, alguien me aclaró que, para los griegos, “metáfora” no es otra cosa que el término que designa a la empresa de mudanzas… En ese mismo instante se desplomó ante mis ojos un cúmulo inconmensurable de significaciones.
La misma sensación tuve cuando, para salir de la autopista, el cartel con flechita que nos guiaba decía “ÉXODOS” (palabra de resonancia bíblica, si las hay…) En fin, no nos esperaba ningún destino particular del pueblo hebreo: era la salida, nomás…

Primero se siente una suerte de desilusión, pero después básicamente esto se transforma en un episodio divertido. Algo se aliviana, entonces uno no para de leer todos los carteles que se le cruzan y reírse de sí mismo y de la solemnidad con que se toman algunas cosas.


©Miriam Bercovich.